Tempest
3
Greven ordenó la retirada, aprovechando que ambas naves aún están unidas y él y sus moggs aún podrían regresar al Predator. Su misión está completa: El capitán del Weatherlight, Gerrard, seguro murió de la caída y tienen los artefactos del Legacy.

“Vhati se las verá conmigo”, el comandante del Predator no podía esperar a tener una charla con su segundo al mando. Sin embargo, también estaba la situación que Gerrard cayó de la Weatherlight y Selenia, la única capaz de volar, no hizo nada por atraparlo. Una vez arriba, mandó llamar a su capitán mogg.
– Manda llamar a Selenia y a Vhati, de inmediato… y quiten las cadenas de la Weatherlight. Ya tenemos lo que buscábamos.

El Predator empezó a soltar al Weatherlight. En cubierta, Tahngarth observó la situación. Vio cómo su nave humeaba. Había perdido a Gerrard y a Karn, quien junto con los artefactos, había sido tomado prisionero. Una furia se adueñó de su mente. “No puede estar pasando esto”, pensó. Con la mente nublada y sin pensar en sus compañeros, fue corriendo hacia las cuerdas y cadenas que sujetaban a las dos naves y, tomando una de ellas, empezó a subir hacia el Predator, mientras la nave de guerra soltaba a la pequeña embarcación.
– ¡Tahngarth! – gritó Orim, quién seguía curando a sus compañeros de tripulación. Sin embargo, el minotauro no la escuchó.

Crovax peleaba contra fantasmas que sólo él veía. Sin que los otros supieran, él escuchaba la voz de Seleniadentro de su mente y trataba desesperadamente de sacársela de la cabeza.
– Debo irme… pero volveré a encontrarte…
– Déjame… ¡maldita!
– La tarea está hecha… el señor oscuro me recompensará… gracias al lazo que compartimos… te volveré a encontrar
– ¡No! ¡No me utilizarás otra vez para saber dónde estoy y atacarme!
En el momento en que el Predator soltó a la Weatherlight, ésta comenzó a descender, haciendo que la tripulación tuviera que agarrarse de lo que pudiera.
– ¡Orim! Lanza un hechizo de protección. ¡Hanna! Toma el timón. – gritaba Mirridesesperada.
– Eso hago, pero ¡no responde!
No sabían que Ertai había recuperado el motor Thran del saqueo de los moggs, y lo tenía con él en el cuarto de máquinas, sin embargo no lo había vuelto a colocar en su lugar, haciendo que la nave no respondiera a las órdenes del timón para lograr estar aún a flote.
– ¡Gente! ¡Prepárense para el impacto! – indicó Orim.
La magia de la sanadora logró que la tripulación no sufriera más por el golpe, pero su magia no alcanzaba a proteger artefactos, haciendo que la Weatherlight sufriera el impacto mayor. Aunque la nave había caído encima de los árboles del bosque, se había desviado mucho del lugar en el que Gerrard había caído.
– ¿Todos estamos bien? – preguntó Mirri, tensa.
– No creo…


Un apenado Ertai salió a cubierta con el motor Thran dañado por el choque que había tenido la nave.
– Traté de salvarlo… en verdad traté.
– Tranquilo, soldado. Todos estamos teniendo un mal día. – soltó una Mirri abatida.
– Gracias a ti no se llevaron el motor Thran. – dijo Orim.
– ¿Y Gerrard? ¿Tahngarth? – Ertai preguntó volteando a ver a Hanna. Ésta se dio la vuelta mientras lágrimas salían de sus ojos.
– Los hemos perdido. – dijo Crovax quién sonaba parco, sin emoción. – Afuera hay tripulantes que también cayeron en la última sacudida. Sugiero ir a buscarlos. La magia de Orim bien los pudo haber salvado, pero necesitamos saber cuántos y quiénes quedamos.
Entonces fue cuando Hanna, Mirri, Orim, Crovax, Ertai, Squee y otros tripulantes mas salieron de la nave estrellada y empezaron a buscar en los alrededores del bosque a otros compañeros que pudieran estar cerca.
– Sentir al bosque. Observados… – Squee voltea en todas direcciones, mirando los grandes árboles.
– El goblin tiene razón – agregó Crovax – agilicemos el paso y regresemos pronto.
– Formemos grupos. – indicó Mirri, pues sin Gerrard ni Tahngarth, pasó a ser líder de facto – Propongo que Orim y Crovax rodeen la nave. Hanna y yo iremos por la parte norte, dónde fue la batalla. Ahí podré rastrear a Gerrard. Si nosotros caímos sobre árboles, es posible que Gerrard también. Squee, Ertai… regresen a la nave.
– ¿Pero…?
– Nada de peros, Ertai… sé que quieres ayudar. Pero será mejor que tu junto a Squee y los demás de la tripulación estén cerca de la nave por si alguno de nuestros compañeros encuentran su camino de regreso. Sisay y Gerrard entrenaron bien a nuestros amigos. Todos somos sobrevivientes.
– Bien… incluso podría lanzar un hechizo de bengala para mostrarles el camino – sugiere Ertai, animado.
– ¡Bien pensado! – por primera vez Mirri no era sarcástica con Ertai.

Mientras buscaban en los alrededores de la nave, a Orim le preocupaba el nivel de violencia que podía llegar a mostrar Crovax. Durante la búsqueda de sus compañeros, Crovax mostraba una fuerza sobrehumana, lo cual le pareció raro a Orim, pues no sentía que estuviera utilizando un hechizo o amuleto para mostrar tanta fortaleza. “Será la adrenalina del momento”, pensó Orim. Mientras regresaban al Weatherlight se dieron cuenta de algo: varios elfos aparecieron en vanguardia.
– Si nos abordan estamos perdidos… estamos muy cansados para dar batalla- dijo Orim.
– ¿Y si no?… ¿Qué hacemos? – respondió Crovax.

Ajenas a lo que pasaba en ese momento cerca de la nave, Mirri y Hanna se dirigían al norte. Mirri empezó a comentar el plan que tenía a Hanna.
– Ambas queremos encontrar a Gerrard. Los demás nos hubieran retrasado. Tenemos que ver si está bien. No es un felino para caer en cuatro patas, pero tiene trucos y mañas.
– ¿Qué tienes pensado? – pregunta Hanna, esperanzada.
– El aire del bosque no es denso. Es un bosque con paz. Sentí el aroma de Gerrard provenir de aquella dirección. Ahí nos dirigimos.
– Bien, yo te sigo.
– Trata de no quedarte atrás.

Mirri comenzó a correr con el objetivo que le marcaba su corazón, encontrar a su mejor amigo. Pronto se dio cuenta que iba demasiado rápido y Hanna quedó rezagada.
– ¡Hanna! ¡Estoy aquí! – gritó Mirri, tratando de dar su ubicación.
– Corres muy rápido.
– Si, bueno… es Gerrard a quien buscamos… sniff… sniff… algo está mal. Creo que tenemos compañía.
Hanna atacó por sorpresa a Mirri, revelando que no era ella, sino un shapeshifter, un cambiaformas. La verdadera Hanna llegó para ver que Mirri estaba siendo absorbida por el mutante.
– ¡Mirri! ¡No!


Atacando al cambiaformas, Hanna logró que el mutante se colocara fuera del alcance de la guerrera felina. Colocándose en posición de batalla, Hanna logró atravesar con su sable a la amenaza, pero Mirri seguía inconsciente. “No puedo seguir sin sus sentidos”, pensó Hanna. “Ella es la única que pude oler a Gerrard…”. Sintió celos de sus habilidades y de la amistad franca que Mirri compartía con Gerrard, pero pensó que estaba siendo egoísta. Su intuición había sido clara al momento de detectar que Mirri sentía algo más que amistad hacia Gerrard. Y Hanna era la mujer que había sido la que había ganado el corazón del carismático líder. “No la culpo si es Mirri quién ha sentido celos de mi”.
El ocaso se acercaba y el denso bosque dejó pasar aún menos luz. Hanna preparó una fogata, aunque sabía que no era la mejor de las ideas, pero tendrían que pasar la noche en ese lugar y la temperatura bajaba. Mirri restableció el sentido pasadas un par de horas.

– Gracias, Hanna. Me salvaste la vida.
– No tienes nada que agradecer. Somos un equipo.
– Si, lo sé… Te ofrezco una disculpa. Creí que serías una carga en la búsqueda, pero salvaste mi vida. Debo de admitir que no te creía capaz de pelear de esa manera.
– Tuve una buena maestra. – Sonrió Hanna, mirando a la guerrera felina.
– Le daré gracias a tu maestra entonces – Mirri le devolvió una sonrisa.
– No quise movernos para no perder el rastro de Gerrard. Sé que quieres encontrarlo, pero primero debes descansar.
– A decir verdad… el rastro termina aquí… Sólo espero que esa cosa que nos atacó no lo haya engañado. Él no tiene mi olfato. ¿Qué era eso? ¿Por qué se parecía a ti?
– Creo que era un cambiaformas. He leído que toman la forma de la persona en la que estás pensando.
– Estaba pensando en ti, en que me había adelantado demasiado y te había dejado atrás.
– Menos mal que no estabas pensando en Gerrard, porque…
– … No te preocupes Hanna, sé lo que siente por ti. Él nunca sintió eso por mí. Soy su amiga y nada más.
– Sé que no nos hemos dado tiempo de conocernos y qué lo que sientes por Gerrard de alguna manera es una barrera… me sorprende que no se diera cuenta. Todos nosotros lo vemos.
– ¿En verdad soy tan obvia? – dijo Mirri con una sonrisa tímida – Es un tonto. ¡Hombres!
– Jajaja… tienes razón… incluso ahora no sé… Desde que regresó hemos estado distantes.
– Descuida, recuperará el sentido.
– ¿Crees que está vivo?
– Si. Está herido, pero vivo… shh… sniff… sniff… no estamos solas…
De los árboles salió un pequeño contingente de elfos armados. Con mucha rapidez, noquearon a Hanna. Mirri trató de dar batalla, pero eran demasiados. Mirri sólo vio que todo se volvía negro.

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