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Desaparecida (Weatherlight 2/7)

Foto del escritor: mrpandamtgmrpandamtg

Actualizado: 8 jun 2020

Weatherlight

2

Sisay estaba dolida de haber perdido a cuatro miembros de la tripulación en muy poco tiempo, aunque mantenía la postura mientras dialogaba con Hanna y Karn acerca de la posibilidad de viajar al plano de Mercadia. Pero antes, quería saber la situación particular de ellos dos con respecto a la misión. Ambos estaban vinculados a Gerrard, y “su partida pudo haberlos afectado”, pensó la capitán.

– No quiero hablar de eso – Respondió Hanna, ante los cuestionamientos. – Mi destino me trajo aquí, y a pesar de lo que siento por Gerrard, me dolió la forma en que se marchó, pero la misión de encontrar el Legacy es más importante.

– Bien, es bueno oír eso, Hanna. ¿y tú, Karn?

– Yo soy parte del Legado. Lo he visto en el tomo Thran. Y aunque juré proteger a Gerrard, y en verdad quiero hacerlo, estoy con Hanna. Esto es más importante.

– Bien, es bueno saber con quién cuento. ¿Qué necesitamos entonces? – preguntó Sisay.

– Según el tomo Thran, necesitamos al menos dos cosas básicas, además de suerte, para que funcione el Weatherlight a su verdadera capacidad. – respondió Karn – Necesitamos un mago que aplique magia pura al motor de la nave y, esto es lo complicado, un ser vivo nacido en el plano al cual queremos viajar.

– Y por el momento no tenemos ni uno ni lo otro. – agregó Hanna.

– Entiendo. Por lo que sé, Mercadia es un plano rico en comercio. Volveremos a preguntar en las rutas comerciales. Quizá alguien sepa algo.

– Yo podría ayudar en eso. – dijo una voz.

– ¡Por la diosa! ¡Starke! Haz un poco más de ruido al entrar ¿quieres?

– Una disculpa capitán. Acercando la nave a las costas, podré moverme rápido y obtener algún indicio.


La nave embarcó en un puerto. Starke, acompañado de Tahngarth y Orim, salió a recolectar información.

– ¿Qué piensas de nuestro nuevo amigo? – preguntó Sisay a Hanna.

– La universidad de Argive me enseñó dos cosas: siempre mirar al pasado y no desechar algo que parezca útil.

– No sé nada del pasado de Starke… y tampoco sé que tan útil pueda ser.

No había pasado una hora cuando Tahngarth y Orim regresaron a la nave.

– Starke se nos perdió – Explicaba Tahngarth a Sisay – Estábamos juntos y de repente ya no lo vi. El puerto está lleno de comerciantes. Quizá hay alguna feria o algo así.

– Hay que esperarlo. – indicó la capitán.

Un par de horas después llegó sonriendo, acompañado de una mujer. Ella con el rostro cubierto. Hizo una reverencia a la tripulación.

– Ella es Dalia. Me dice que su padre es de Mercadia. Que él podría ayudarnos.

– Mucho gusto Dalia, bienvenida. Starke, ¿puedo hablar contigo un momento? – Sisay indicó con la mirada el camino a Starke. Una vez solos, lo cuestionó – ¿Por qué abandonaste a Orim y Tahngarth?

– ¿De qué hablan? Ah… bueno… ellos tienen su forma de buscar información, yo tengo la mía. Un hombre como yo, tiene complicaciones al ser extranjero. Mis habilidades permiten mezclarme.

– Aun así debes avisar. La siguiente vez que suceda, no te esperaremos, Starke. – dijo severamente Sisay.

– Lo entiendo capitán.

– Bien, vamos a ver que podemos ofrecer a Dalia.

Ooo



Pasaba de media noche y Sisay no quería dormir. No deseaba volver a soñar su discusión con Gerrard. Para pasar el tiempo, Sisay leía el tomo Thran, siempre dispuesta a aprender algo. “Tener un plan, siempre tener un plan”, se decía Sisay. Las veces que no había tenido plan era cuando las cosas se habían salido de control. No tuvo un plan cuando a petición de Crovax fueron a Urborg. “¿Cómo se enteró Crovax de que había problemas en Urborg?”. Sisay pensaba más y más en la situación. Últimamente se sentía como si fuera parte del plan de alguien más. Se sabía paranoica, y no le gustaba. “Debo revisar los registros de Tahngarth”, pensó. Verificaría quién compartía camarote con Crovax. Se le hacía extraño que Crovax, sin haber pasado mucho tiempo fuera de su camarote, se hubiera “enterado” de que su hogar estaba siendo atacado. Encontró la lista de Tahngarth, donde hacía sus anotaciones en bitácora. Empezó a buscar, pero alguien tocó la puerta.

– ¿Si?

– Soy Dalia, ¿puedo pasar?

– Es tarde… ¿podría esperar a mañana?

– No, es urgente.

Sisay abrió la puerta. Delante de ella estaba Dalia, la cual se quitó el velo que cubría su rostro.

– ¿Qué es tan urgente que…?

Dalia mostró a Sisay un pergamino.

– Ten, ábrelo, es un mapa para llegar a tu destino.

Sisay tomo el pergamino. Al abrirlo, el pergamino se convirtió en un portal, del cual emergió una voz.

– Te saludo, Sisay. Mi nombre es Volrath y no formarás el Legacy.

Unas manos que emergieron del portal tomaron a Sisay, quien desapareció.

– ¡La Capitán! ¡ataque! – una voz gritó mientras hacía sonar la campana del camarote. – ¡La mujer! ¡Atacó a Sisay!



Squee, dormía en el mismo camarote que Sisay. Era discreto y por eso lo permitía la capitán. Cuando Dalia tocó la puerta, el goblin despertó. Vio todo, pero no supo qué hacer sino activar la campana. Toda la tripulación salió de sus cuartos. Tahngarth, al llegar al camarote, vio que Starke forcejaba con Dalia.

– ¿Dónde está Sisay? – bramó Tahngarth.

– ¡Lo logramos! ¡lo logramos! – gritaba Dalia – El Legacy le pertenece a mi amo.

– ¡Calla, mujer! – Starke seguía forcejando con Dalia.

– ¡Detenla, Starke!

– ¿Dónde está el tomo Thran? ¿Dónde está Sisay? – gritó Karn – apartando a Starke de la mujer, la tomó del cuello – ¡Explícate, mujer!

– ¡Karn! ¡Cálmate! – chilló Hanna – nunca lo había visto así de enojado.

Mientras Karn sujetaba a Dalia, Starke clavó una daga en la espalda de la mujer.

– ¡Starke! ¡No!

ooo

Tras la conmoción, Tahngarth, enojado, reclamó a Starke el hecho de haber matado a Dalia antes de poder sacarle información. Hanna calmaba a Karn, que estaba triste y enojado consigo mismo por casi quebrar su juramento de no volver a matar.

– Si no hubiese sido Starke, quizá yo la habría ahorcado. No sean tan duros. – decía Karn, pensativo.

– ¿Qué pasó con Sisay? Los artefactos… el tomo Thran, la Touchstone… ¡No están! – Hanna sonaba abatida.

– ¡Squee!, miserable inútil. ¡¿Qué viste?! – pregunto Tahngarth acercándose al goblin, el cual se escondió detrás de Orim.

– ¡No te escondas! ¡Dinos!

– Lo pones nervioso. – Dijo Orim. – Deja primero lo tranquilizo.

Starke miraba atentamente a Squee mientras explicaba lo que había visto.

– Sisay leía tomo y luego… mujer tocó puerta y luego… Sisay no quería abrir y luego… mujer insistir y luego… mujer mostró papel y luego…

– ¡Por la diosa! – Tahngarth estaba desesperado por la forma de hablar de Squee.

– ¡Déjalo terminar! – le gritó Hanna al minotauro.

– Y apareció luz y luego… se escuchar voz y luego… dijo “Mi nombre es Volrath y no formarás el Legacy”. – Squeee incluso imitó la voz que escuchó.

– Un brazo empujar a capitán y luego… Mujer agarraba cosas, menos mío y luego… puerta cerrada y luego… él llego y luego… habló con mujer y luego… yo no entendía… y luego campanita…

El goblin miró a Starke, quien apretó la quijada.

– ¿De qué hablaron? – preguntó Orim

– Le pregunté qué hacía. La seguí pues se me hizo raro. Quizá Squee no pudo entenderme porque le hablé en dialecto de Suq’Ata. Dalia me atacó. Sólo me defendí. Su fuerza era mucha.

– Pues definitivamente entonces su papá no era de Mercadia. – Dijo Orim.

– Debemos recuperar a Sisay – Dijo Tahngarth muy serio.

– Karn y yo veremos si podemos sacar información del pergamino. – atajó Hanna.

La tripulación del Weatherlight tenía una misión, pero no tenía un capitán al cual seguir. Tahngarth se sentía capaz de liderar, pero sabía que necesitaba ayuda. Muy a su pesar y nada a gusto con la idea, aunque se le ocurrió a él, decidió buscar a Gerrard para pedirle ayuda.

 
 
 

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