Stronghold
5
Volrath se dirigía a Gerrard y a Starke. Este último empezó a analizar la sala en la que se encontraban.

– Caeré en el cliché del villano que revela su plan antes de asesinar al héroe. – prosiguió Volrath – Sí, Gerrard… soy… fui… Vuel… maté a mi padre… robé tu legado… Y todo debido a ti… tenías que meterte en tradiciones que no debías… no me dejaste convertir en el líder de mi tribu, ¿recuerdas? Ni me dejaste morir con honor… por tu culpa fui desterrado… Pero no estaba solo… las palabras del hombre que tienes a tu lado… tu aliado, Starke… alimentaron mi hambre de venganza… ¿Sabes acaso que el plan de Starke es matarme para él poder convertirse en evincar de éste lugar? Sí… tengo a su hija, Takara… me he divertido con ella…
– Miserable hijo de…
– ¡Calla! Hombrecillo patético… tantos años y ¿no has aprendido nada?… los viejos no aprenden, ¿cierto, Gerrard? Starke creía que me había lavado el cerebro… que me había convencido de ascender a evincar de Rath para así yo después cederle el poder… así es como opera tu aliado… desde las sombras… no le gusta ensuciarse las manos… cuando Starke me envió a Rath, un mundo de posibilidades se abrió ante mí. Al llegar, la voz de mi nuevo amo entró en mi mente… Starke no era nadie, sólo uno más, pero yo era mejor ¡soy mejor! Fui invocado a Phyrexia… me llamaron para ser mejorado. Mi cuerpo cambió para poder ser cualquiera, para ser más fuerte, para durar más. Para subir peldaños tuve que deshacerme de varios candidatos a evincar… la manera phyrexiana de hacerlo es eliminando toda la competencia… subí rápido y me convertí en el evincar de Rath.
– Vuel, vendiste tu alma a Phyrexia – sentenció Gerrard.
– Sólo mi cuerpo… a pesar de que mi amo es… persuasivo… yo aún tengo planes para mí… deseo subir aún más…
– ¿Entonces Phyrexia…? – Gerrard preguntó, mientras abría más los ojos.
– Sí, existe y le teme a tu legado Gerrard… Phyrexia es mucho más grande de lo que puedas imaginar… ¿Podrías ver mi frustración al saber que mi medio hermano tenía en su poder algo que podría acabar con ella?
– ¿Entonces el Legacy es…?
– ¿Verdadero? ¿Real? ¡Eso espero! Porque yo, Volrath, seré el nuevo amo de Phyrexia. Verás… mi amo me habló de su gran enemigo… y no, no eres tú, Gerrard… no te des aires de grandeza que no tienes… ¡Tú ni siquiera querías encontrar el Legacy!… Me habló de su enemigo… de cómo diseñó el Legacy… me habló de su propósito… y de como podrías destruirlo utilizándolo… La misión que me encomendaron fue recuperar el Legacy… pero mi misión será utilizarlo para convertirme en el único amo de Phyrexia… este plano, Rath, será utilizado en la invasión como entrada a Dominaria para que Phyrexia crezca… se expanda… y – Volrath súbitamente se quedó callado y volteó a los lados – Si me disculpan, debo de atender un detalle, tal parece que ese maldito Karn ha…
– ¡No iras a ningún lado! – Starke saltó hacia Volrath y encajó su daga en la espalda del villano, tal y como lo había hecho con Maraxus, pero Volrath no hizo ningún sonido ni mueca.
– ¡Tonto! Tantos años enseñando y has aprendido tan poco – le dijo Volrath. – Te utilicé, Starke… me querías utilizar, pero yo te utilicé. – Volrath soltó una risa y corrió hacia otra sala.

Gerrard y Starke corrieron tras Volrath, quien ya los esperaba en una segunda cámara. Esta vez Volrath no estaba solo. A cada lado de él dos mujeres lo flanqueaban. Ambos hombres se sorprendieron.
– Takara ¡hija!
– ¡Sisay!
La furia de Gerrard iba en aumento. Pensaba que su destino le estaba jugando malas pasadas, tratando de convencerlo de que él sería quien destruiría al Amo de las Máquinas, pero eso no le importaba ahora.
– Vuel… Volrath… tomaste el Legacy… jugaste con Tahngarth y Karn… y no sé qué has hecho con Sisay y la hija de Starke… pero ¡pagarás!
– Ni siquiera yo pelearé… mis niñas… atáquenlos.

Gerrard y Starke estaban horrorizados de tener que pelear contra personas que estimaban. Mientras Gerrard esquivaba los certeros ataques de Sisay, Starke trataba de razonar con su hija, Takara, pero fue inútil. Takara probó ser mejor en batalla que su propio padre. Ambas mujeres estaban peleando a favor de Volrath y ambas mostraban ojos amarillos, aparentemente por el control mental que ejercía el evincar.
Gerrard esquivaba cada ataque que Sisay le lanzaba, se resistía a contraatacar, “Ya hemos perdido demasiado”, pensaba. Takara mostraba una furia desmedida hacia Starkehaciendo que este cayera, quedando a merced de su propia hija.
En ese instante, Tahngarth llegó con un bramido lleno de furia, al salón. Había dejado a Mirriy a Crovax al cuidado de Orim sin siquiera responder a las preguntas de ella y de Hanna. Rápidamente volvió junto con Gerrard y Starke, siguiendo el rastro que habían dejado.

Tahngarth vio la situación y no le tomó mucho tiempo para embestir contra Volrath, quien perdió el control que tenía de Sisay. Ante la duda de la capitán, Gerrard golpeó a Sisay en la nuca haciendo que se desmayara, pero sin mostrar heridas de consideración. Takara, en cambio, arremetió con más furia hacia su padre y en un par de estocadas a sus ojos, dejó ciego a Starke.
– ¿Por favor, hija! ¡Soy yo!
Starke imploró y Takara dudó.
– ¡Padre! ¡padre! ¡¿qué he hecho?!

– ¡Ya fue suficiente! Volrath… ¿preferías morir a que yo te salvara? …te daré tu destino al fin…
Gerrard atravesó con su sable a Volrath. Pero mientras agonizaba su cuerpo comenzó a cambiar, revelando que no era Volrath, sino un cambiaformas.
– ¡Cobarde! – gritó Gerrard, furioso de que Volrath hubiera escapado. – Disfruta tu engaño Volrath, este cuenta como práctica.


– ¡Vámonos! – exclamó Tahngarth mientras cargaba a Sisay– Ya tenemos lo que veníamos a buscar. – El minotauro soltó una sonrisa.
– ¿Dónde está Karn? ¿Lo viste? – preguntó Gerrard.
– Estaba en camino a la nave cuando yo venía hacia acá. – respondió Tahngarth.
– Bien. Vámonos. Ya hemos abusado de nuestra estancia aquí. ¿Estás bien, mujer?
– Mi nombre es Takara… y cuidaré de mi padre. Gracias por rescatarme.

Gerrard dejó que Takara vendara los ojos de Starke, quién estaba muy seria. “Supongo que yo estaría así después de haber atacado a mi padre”, pensó Gerrard. “Al menos ya Sisay está con nosotros… Todo ha pasado demasiado rápido”. Gerrard reflexionaba mientras el grupo se dirigía a la salida. Era hora de regresar al Weatherlight.
“¿Quién me creerá que Dominaria está a punto de ser invadida?”.
Fin de Stronghold
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