Stronghold
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La estructura de la Fortaleza era mucho más grande y vasta de lo que la tripulación se imaginó. Alrededor de ella un volcán constantemente emitía piedra en flujo, lo que empujaba al ecosistema alrededor a separarse cada vez y hacía más amplia la superficie del mismo. La cima llegaba hasta el cielo, cubierta de nubes furiosas. Parecía obtener energía de las tormentas interminables. Dentro del volcán, la Fortaleza de Volrath se mostraba aterradora, construida del mismo material que escurría de las paredes de las Fosas de Muerte.
Callada y discreta, la Weatherlight se aproximaba a la colosal estructura y encalló. Gerrard comenzó a dar indicaciones.

– Mirri, Crovax, Starke y yo entraremos. – Gerrardordenó mientras echaba una mirada a Hanna. – Recuerden. Es una misión de rescate, tratamos de ser lo más discretos posible. Orim, te encargo a nuestra tripulación. Hanna asegura que la nave este a tono para el escape.
– Gerrard, lleven esto. Les servirá. – Orim le entregó a cada uno un ungüento y gotas para curar heridas. – No es mucho, así que traten de racionarlo.
– Gerrard, yo…
– Lo sé Hanna… no te preocupes. – Gerrard besó a Hanna, y la sonrisa que ambos se mostraron los animó.
– ¿Squee? ¿Crees que podrías prestarle tu juguete a Gerrard? – preguntó Orim – Nos ha salvado ya bastantes veces.
– Mejor que él lo tenga. No sé cómo lo usa, pero siempre le sirve. ¿O quieres venir con nosotros Squee?
El goblin negó con la cabeza, sin dejar de frotar su juguete.
– No seguro. No miedo. – Squee sonrió antes de volverse serio – Aquí, mejor.
– Bien. Está decidido. ¿Starke, conoces el camino?
– Sí, nos llevará un par de horas llegar a las mazmorras desde aquí.

Starke aún tenía en mente, además de rescatar a su hija, asesinar a Volrath, para así convertirse en el Evincar de Rath. Había decidido que una vez logrado su ascenso, dejaría ir al Weatherlight junto con su tripulación. Incluso con los artefactos. No sabía para que los quería Volrath, y no le interesaba. “Cada quién sus asuntos. Ambas partes obtendremos lo que queremos”, pensó.
Justo en el momento en el que se disponían a ingresar en la Fortaleza, un guardia vio la nave suspendida. Mirri, mostrando su increíble agilidad, saltó de la nave para acabar con él, antes de que avisara de su llegada.
– Bien hecho. La idea es pasar desapercibidos. – indicó una vez más Gerrard.
– Creí que sólo utilizaban moggs como ejército… este pobre diablo no es un mogg ¡miren! – señaló Crovax.
Starke movió el cadáver del guardia y notaron que era humano, pero parte máquina.
– Agentes phyrexianos… Sisay me habló de ellos. – comentó Gerrard – Son espías del Amo de las Máquinas… ¿Qué hacen en Rath?

Para Gerrard la situación sólo empeoraba cada vez más. Apenas habían puesto pie en la fortaleza, y su tripulación estaba mermada por el viaje. Hubiera deseado que el grupo compacto al que lideraba tuviera más opciones. Starke por un lado, era el indicado para guiar dentro de la fortaleza. Mirriera compañera de mil batallas y tenía la orden de Gerrard de estar vigilando a Starke, por si este llegara a sacar algún truco sucio. Sin embargo, aunque no negaba las habilidades de pelea de Crovax, una conversación con Orim acerca del frágil estado mental del oriundo de Urborg lo mantenía inquieto.

Los cuatro continuaron avanzando hasta llegar a un cuarto poco iluminado, dónde se encontraron a un shapeshifter, un cambiaformas, que huyó de ellos.
– ¡Que no escape! ¡Puede haber más! – ordenó Gerrard.
El cambiaformas dejó de huir para tomar la forma del ángel Selenia. Crovax, al ver la imagen de Selenia frente a él, entró en un estado de furia y fue directamente hacia la criatura que había tomado la forma de su antiguo ángel guardián. Con furia, Crovax alcanzó a la criatura y la despedazó con ira.
– No tienes derecho a tomar su forma… ¡Maldita!… ¡¿Por qué me dejaste?!
– ¡Calma Crovax! – Gerrard sujetó fuertemente a su amigo – Sé que no puedes huir de tu dolor, pero así sólo te cansarás.
Le tomó unos momentos a Gerrard tratar de calmar a su compañero. Una vez más estaba considerando la estabilidad mental de Crovax, pero tenía poco tiempo para ahondar en preguntas.


– Gerrard… ¡mira! – indicó Mirri, mientras enciende las luces del cuarto en el que se encuentran.
Los cuatro vieron al centro del cuarto un globo que mostraba continentes que eran demasiado familiares. Con Marcas empezaron a leer los nombres. Urborg, Llanowar, Jamuraa, Benalia, Shiv…
– Es un mapa de Dominaria… ¿qué significa esto Starke? ¿Qué juegos se trae Volrath? – preguntó severamente Gerrard
– N-No tengo idea – contestó el rathi, y en verdad él mismo estaba sorprendido.
– Estos papeles parecen indicar una invasión. – Mirri recorría los papeles con la mirada. – ¿Volrath prepara una invasión a Dominaria?
– Las marcas indican dónde serán los puntos que golpearán primero. ¡Va a atacar Urborg! – Crovaxcerró los puños.
Gerrard pensó que definitivamente esto se estaba complicando.

Ooo
Afuera, en la llanura que se extendía hacia la Fortaleza de Volrath, las fuerzas élficas y humanas lideradas por Eladamri y Oracle en-Vec marchaban a paso firme. Los días previos habían sido de mucha preparación. Por primera vez unidos bajo un miso estandarte con los humanos, los elfos del bosque de Skyshroud se daban a conocer como una fuerza opositora al evincar de Rath. Años atrás, el mismo Eladamri había tomado un voto de silencio, pues aunque aborrecía a los evincars que habían estado en el trono, no quería que su pueblo se enfrascara en una lucha, prefiriendo anonimato y tranquilidad. Pero el día para terminar con el yugo hacia su pueblo había llegado.


Las fuerzas élficas de Eladamri, unidas con las tribus humanas de Vec y Dal marchaban hacia la Fortaleza. Muchos humanos y elfos temían que nunca más volverían a sus hogares. El desafío que mostraban hacia Volrathhabía sido ya mostrdado por los humanos contra sus predecesores, siempre con graves consecuencias. Sin embargo, Oracle en-Vecy el mismo Eladamri habían probado ser una fuente inagotable de inspiración templando la moral de sus hombres en cada palabra que salía de sus bocas.
Al llegar a la Fortaleza, en la vanguardia estaban Eladamri y Oracle en-Vec. El líder elfo tomó la palabra dirigiéndose al ejército ahí conformado.
– Hay momentos en dónde el destino llama a nuestra puerta y nos demanda que hagamos algo… Éste es el momento… nosotros somos los elegidos… y esto es lo que haremos… ¡Si no podemos vivir dignamente, dignamente moriremos! ¡A la carga!
El ejército conformado por elfos y humanos encendió sus corazones y el asalto comenzó.

Volrath veía desde su balcón la llegada del ejército enemigo. “Nuestras fuerzas son capaces de mantener a raya a esos insignificantes” pensó el evincar. Sin embargo, comenzó a preguntarse cómo es que los elfos y humanos iban a desperdiciar sus vidas en un asalto tan suicida. El ataque era demasiado frontal. Entonces Volrath lo supo. El enemigo al que esperaba había llegado.

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