Urza estaba de pie, esperando a que Tawnos despertara, paciente. El discípulo de Urza se había escondido en una cámara de estasis que perteneció a Ashnod, en el último momento antes de que la fuerza del sylex que había activado su maestro. Tawnos despertó y contemplo la devastación.
- Terminó – dijo Urza.
- ¿Tu hermano? – pregunto Tawnos, quien veía que Urza estaba tenso. - ¿Qué pasó con Mishra?
- Esta muerto. Yo… el demonio, el phyrexiano, mató a mi hermano desde hace tiempo. Justo apenas lo comprendí.
- ¿Dónde estamos? – preguntó Tawnos.
- El continente cambió, por lo que hicimos… por lo que hice. Quizá también el clima cambio.
Tawnos sintió frío.
- Necesito una última tarea de ti. – se dirigió Urza a Tawnos.
- Dilo. Lo que sea.
- Quiero que vayas al oeste. Que encuentres los restos de la Unión, los estudiosos de las Torres de Marfil. Diles lo que pasó aquí. Diles lo que hicimos, y en lo que fallamos. Vigila que ellos no hagan lo mismo. Confío en ti para lograr esto.

Tawnos miró a Urza. Ya no se veía aquel viejo encorvado. Le preció que había dejado de ser mayor. Su cabello cambiaba a rubio y volvía a ser canoso por momentos. Sus ojos mostraban una edad más allá de los años.
- Lo haré, maestro – respondió Tawnos - ¿tú, a dónde vas? Podríamos ir juntos a llevar el mensaje.
- El continente de Terisarie no necesita de mi ayuda… ya perjudiqué demasiado esta tierra. Necesito irme a pensar… lejos… dónde no lastime a otros.
- ¿Qué tan lejos?
- Cuando vertí mis recuerdos en el sylex, vi cosas. Ahora veo cosas que antes no veía. – Urza se volvió a Tawnos.

Los ojos de Urza ya no eran humanos, sino dos piedras preciosas irradiando diferentes colores y matices: verdes, blancos, rojos, negros y azules. Las piedras de poder, al fin reunidas, en los ojos del hermano sobreviviente. La imagen sólo fue un instante y luego volvieron a ser normalesa los ojos de Tawnos.
- Tengo que ir lejos – dijo Urza sonriendo. – Enséñales nuestros triunfos y errores… y dile a Kayla que me olvide, que no me recuerde…
Fueron las últimas palabras que Tawnos le oiría a su maestro mientras éste desaparecía frente a sus ojos.
- Le diré que no te recuerde por lo que fuiste, sino por lo que tratase de ser.

Tawnos miró a su alrededor tratando de comprender la devastación que causo el destello. Mientras lo hacia los primeros copos de nieve comenzaron a caer. Urza no estaría presente en el futuro de Dominaria sino hasta mucho después. Urza no viviría la Era de Hielo que caía sobre su plano y que fue causada por él.
La misión de Urza apenas comenzaba.
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