Después de casi 1800 años de haberse convertido en planeswalker y casi 300 años de haber conocido a Xantcha la oportunidad que Urza había esperado llegó. Frente a él, tenía la oportunidad de entrar a Phyrexia por el ambulador y no titubeó. Rápidamente destruyó a los phyrexianos que activaron el ambulador, cuidando de no dañar el portal. Su cuerpo temblaba de emoción.
- Te llevaré a la cuarta esfera. Conseguiremos tu corazón y destruiremos a Phyrexia. – le dijo Urza a Xantcha sin voltearla a ver.
Por fin Urza había encontrado a Phyrexia, y Phyrexia lo había encontrado.


Urza entró en Phyrexia y su vasta mente no pudo prepararlo para lo que se desarrollaba frente a sus ojos.
El plano era una amalgama de metal y piezas orgánicas. Volteo a los cielos y una lluvia lo recibió, pero se sentía diferente. Máquinas, dragones, y fábricas convivían a lo largo de la Primera Esfera.
Los dragones se bañaban en lagos de aceite, criaturas vivían en sus propias sociedades, enormes ciudades se desarrollaban a lo largo del horizonte, cada una llena con millones y millones de defensores. Urza se dio cuenta de algo: había venido a destruir a Phyrexia, pero hacerlo significaba que estaba sólo en contra de un mundo entero de monstruos.

- Urza… ¡Urza! – la voz de Xantcha le parecía que venía desde muy lejos - ¡Urza! ¡Debemos ser rápidos!
- Xantcha… esto es…
Urza salió de su trance inicial. Recordó que el éxito de su ataque se debía a la sorpresa del mismo. Comenzó a atacar, eliminando a cientos de phyrexianos en pocos segundos, pero sus propias defensas comenzaron a debilitarse. Familiarizado con los relatos de Xantcha y el plan que habían formado durante todos esos años, Urza se dirigió hacia el subsuelo, logrando avanzar hacia la Segunda Esfera. Urza trató de usar su chispa para moverse entre esferas, pero no le fue posible, lo cual le hizo darse cuenta del porqué le había sido tan difícil encontrar a Phyrexia, el plano completo evitaba ser descubierto. Tal y cómo se lo había descrito Xantcha, la Segunda Esfera era desechos y humo impenetrable a la vista, pero siguió avanzando, pero todo el plano ya estaba en alerta. No había en Phyrexia algo igual a su armadura y poder, pero eran millones de defensores, los cuales se defendían sin piedad. Cada defensor daba su vida por Phyrexia en contra del intruso, esto último tuvo un impacto en Urza, pues estaba acostumbrado a seres que preferían vivir que morir.

La Tercera Esfera probó ser un desafío. Aunque la cantidad de defensores bajó drásticamente, la red de cables y túneles indestructibles hicieron que los hechizos de Urza tuvieran poco efecto. Fue hasta que empezó a removerlos que pudo avanzar, pero esto lo hizo perder tiempo. Urza llegó a la Cuarta Esfera, pero su armadura estaba ya muy dañada. No llegaría más lejos. Los phyrexianos que Urza destruía eran rápidamente ensamblados por el mismo plano, creando barreras y muros que hacían perder tiempo a Urza lanzando aún más hechizos.

Por primera vez, Urza dudó del éxito de su misión, pero no se iría con las manos vacías. Había llegado a la Cuarta Esfera y eso significaba que Xantcha aún podía recuperar su heartstone.
- Debes ser rápida Xantcha, ¡encuentra tu corazón! – Xantcha notó nerviosismo en la voz de Urza, sin embargo la mujer conocía hacia dónde dirigirse.
- Vamos bien, Urza... ¡Mira! En este lugar no nos podrán encontrar... Aquí venía a esconderme de los praetors... Urza... ¡Escúchame!... ¡Espérame aquí!

Xantcha dejó a Urza dentro de una cañería enorme, en un páramo desolado. Toda Phyrexia estaba en alerta por el ataque repentino de Urza, sin embargo el lugar parecía desierto.
Urza vio a su alrededor y se consideró un tonto al haber tratado de destruir, por si mismo, el plano de Phyrexia.
- No puedo sólo - se dijo Urza, abatido.
- Estás sólo… – respondió una voz.
Urza se sintió sobrepasado. Por primera vez en casi dos mil años, su espíritu había sido derrotado. Todo el ánimo que había mostrado todo éste tiempo fue destruido por la voz que estaba dentro de su cabeza.
- No eres más que un insecto dentro de un vaso… te atreves a desafiar a Phyrexia, Urza Planeswalker, pero no tienes idea de nosotros… Phyrexia se alimenta de planeswalkers y yo soy el Amo.
Urza inmediatamente se dio cuenta de que estaba en una batalla que no podía ganar. Su cuerpo fue apresado por cadenas que le estaban corrompiendo la mente. Su armadura no iba a aguantar mucho.

Urza vio imágenes dentro de su mente, las cuales le iban mostrando el origen del plano de Phyrexia y la extensión de la voz que se dirigía a él. Por las imágenes se dio cuenta de que un antiguo dragón planeswalker creo el plano como santuario. Creo a los primeros phyrexianos con su sangre negra y les dio un propósito: defender a Phyrexia de cualquier amenaza. Los phyrexianos creados, se dieron cuenta de que el dragón planeswalker era una amenaza, e irónicamente mataron a su creador. Comenzaron su expansión a otros planos bajo la premisa de que los planos eran amenazas, honrando a su amo, cuyo esqueleto seguía siendo venerado. El símbolo de Phyrexia cómo el ojo que todo lo ve.
La mente y el cuerpo de Urza estaban al límite. El planeswalker no iba a poder aguantar mucho más.

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