Tempest
4
Selenia, Vhati y Greven estaban tensos, mirándose unos a otros. No confían entre ellos. Greven, en particular, no entiende la forma de actuar del ángel y de Vhati, ya ha tenido suficiente. Los tres personajes, arriba del Predator, se dirigían a rendir cuentas a Volrath, evincar de Rath.
– Selenia, ¿por qué no atrapaste a Gerrard mientras caía? – preguntó el comandante del Predator
– …
– ¿No tienes algo que decir? ¡Habla mujer!
– Mi misión era encontrar y atacar. Hice eso. No se me habló de rescatar. No contemplé que el Predator atacaría la Weatherlight.
– Interesante que digas eso. Vhati, ¿quieres agregar algo?
– Señor, yo pensé – comenzó a tratar de explicarse Vhati.
– No pienses – interrumpió Greven – no te queda.
Greven soltó un golpe al estómago de su segundo al mando.

– Sé lo que buscas patética sanguijuela… es una lástima que no lo vayas a obtener.
– ¡El cañón no estaba apuntándole a usted! – Vhati imploró. Sabía que Greven era más rápido y fuerte que él.
– No sé qué es más patético – respondió Greven – tu juicio o tu puntería.
El comandante levantó a Vhati y lo arrojó de la cubierta del Predator.
– Que la caída te dé el tiempo suficiente para pensar en tu falla.

Greven sintió mucha satisfacción al deshacerse de su segundo al mando. Tenía suficiente en mente como para estar pensando en un posible asesinato por parte de tipos como Vhati. No estaba muy preocupado por Selenia, pues aunque no confiaba en ella, si se daba un enfrentamiento sería algo más directo que una traición.
– ¿Ves lo que pasa a los que tratan de desafiarme? – Greven se dirigía a Selenia, en tono amenazante.
– … a diferencia de Vhati, yo puedo pelear y volar. – respondió Selenia en tono seco. – Iré a la Fortaleza del evincar a informar de la situación. – Selenia despegó del Predator.
Greven la vio desaparecer en los cielos. Su mente se enfocó entonces en el evincar de Rath, Volrath. Aunque la misión había resultado relativamente exitosa, el temperamento de Volrath hacía difícil calcular la extensión de la palabra éxito.
ooo
Tahngarth había subido al Predator en un arranque de furia. Una vez arriba, ya más tranquilo, estaba logrando pasar desapercibido entre todos los moggs que custodiaban la cubierta y los pisos inferiores de la nave de guerra. El minotauro pronto se dio cuenta que su furia lo había llevado a la boca del lobo. Tendría que ser cauteloso y pensar cuál sería su siguiente movimiento si no quería ser descubierto. “Dejé sola a mi tripulación… no soy mejor que Gerrard…” pensó Tahngarth. Decidió que rescataría a Karn, más los artefactos que lograran mover y saltarían de la nave, antes de que se alejara más.
No tardó mucho en encontrar a Karn, quien estaba sin grilletes o cadenas que lo sujetasen. Los moggs incluso parecían no prestar atención al gólem plateado. Tahngart le hizo una seña a Karn indicándole que debían moverse, él golem lo siguió.
– Pedazo de metal… si no quieres pelear lo entiendo, pero al menos corre y escóndete la próxima vez.
– Yo no huyo de una batalla – respondió Karn.
– ¿Es en serio?… pues buen lío en el que estamos. Subamos a cubierta. No pelearemos.
– Y ¿cuál es el plan Tahngarth?
– Mi plan consiste en tomarte como resbaladilla aventarme al vació y esperar que tu gran cuerpo amortigüe mi caída para salvarnos a ambos. De ahí encontraremos la Weatherlight.
– Sólo espero no aplastarte durante la caída. – Respondió el gólem.

Ambos lograron dejar atrás a los moggs que aún estaban con los artefactos. Pero Karn no estaba de acuerdo en dejarlos a su suerte. Karn era parte del Legacy, el arma que venía descrita en el tomo Thran. Él y Hanna habían logrado descifrar esa información.
– Debemos de regresar. Yo cargaré los artefactos.
– Baja la voz gólem, no queremos…
– No hay necesidad de secretos – dijo una voz detrás de ellos.
Greven, junto con un escuadrón de moggs, estaba esperando al final del pasillo, hacia cubierta. Tahngarth se dejó llevar una vez más por la furia, pero no era rival para Greven, sin contar el detalle de que el minotauro olvidó que Karn no apoyaría en la pelea. Greven dio cuenta rápida del minotauro dejándolo inconsciente.
– Me han dicho mis muchachos que aunque mataste a un par de ellos, decidiste ser tomado prisionero antes de luchar un poco más – dijo Greven dirigiéndose a Karn. – Bien, pero esta vez sí serás tratado como prisionero y no como huésped. ¡Átenlos y llévenlos a la prisión de la nave!… esta vez encadenados.


ooo
El Predator llegó a la Fortaleza del Evincar, donde el mismo Volrath en persona esperaba la llegada de la nave y el contenido que había conquistado. A su lado se encontraba Selenia. Cuando la nave descendió y los moggs comenzaron a bajar de cubierta con los artefactos obtenidos, Volrathno ocultaba su felicidad.
– ¡Al fin! Los artefactos del Legacy. Tanto tiempo y penas que pasaron Sisay y su tripulación recolectándolos… ¡Nos ahorraron el trabajo!
“Pronto… muy pronto dejaré de ser sólo un evincar y seré un dios… destruiré al Amo de las Máquinas y seré el único gobernante de Rath”, pensaba Volrath con una sonrisa en la cara.
– Dime Grevenil-Vec… ¿qué noticias traes de tu ataque? Selenia justo acaba de decirme que ella encontró la Weatherlight y que ¡Vhati trató de matarte a ti junto con la tripulación de la nave! Jajaja… típico de Vhati.
Greven miró a los ojos a Selenia con furia, pero el ángel no mostraba ningún sentimiento hacia él.
– Si, bueno… señor. Logramos penetrar hasta la cabina de la nave donde los moggs hicieron bien su trabajo y encontraron los artefactos.
– ¡Si! Ya lo creo… el entrenamiento de Starke dio frutos.
– … La Weatherlight, en efecto fue derribada, e incluso logramos capturar a dos tripulantes.
Volrath sonrió con malicia.
– Esas en verdad son excelentes noticias comandante. Una última pregunta… ¿Gerrard?…
La alegría que sentía Volrath sería efímera en cuanto por boca de Greven, supo que el capitán de la Weatherlight no murió en batalla, sino que cayó de cubierta hacia el Bosque Skyshroud, debido a que Vhati había atacado con cañón a la nave.
– Entonces, Greven… ¿no pudiste controlar a tu mascota?… no de la forma en que yo te controlo a ti…



Volrath había implantado un control en la espina de Greven, la cual salía de su cuerpo como una deformidad. De hecho, desde que había tomado el control como Evincar de Rath, los experimentos de Volrath habían consistido en mejorar a sus hombres, a su ejército personal, mediante mejoras a sus habilidades guerreras, pero a costa de dolor. Greven sería el mejor de esos guerreros, ocupando el liderazgo del Predator, pero Volrath le recordaba frecuentemente quién era el amo. Al no tener la certeza de la muerte de Gerrard, Volrath utilizó el control que tenía sobre la espina de Greven, causándole niveles de dolor indescriptibles. A ojos de Volrath, Greven había fallado. Gerrard estaba vivo, Volrath lo sabía.
Los gritos de Greven hacían eco en el hangar de la Fortaleza. El dolor era tanto, que Greven incluso olvidaba por un momento, lo mucho que odiaba a Volrath.
– Haber caído en el bosque de Skyshroud dificultará la búsqueda de Gerrard… esos malditos elfos han sido un dolor constante. Sin embargo, debo pedirte Selenia que investigues la zona en la que encontraste al Weatherlight. Y me traigas noticias.
– ¿Sólo eso? – la voz de Selenia sonaba sin expresión.
– Si, por ahora. Regresa pronto.
El ángel despegó y se dirigió a su encomienda. Volrath la miró. Desconfiaba de ella, pues era un ser el cual le fue impuesto por su amo y no la podía controlar. “Pero pronto… muy pronto” pensó Volrath.
– Daremos la bienvenida a nuestros prisioneros. – decía el evincar, luego de que los moggs colocaron a Tahngarth y a Karn frente a él. – ¡Ah! El segundo al mando del Weatherlight… el mismísimo Tahngarth de las montañas de Talruum. Su valentía es tan legendaria como su vanidad. ¿Te consideras hermoso, vaca mal lograda?
– Maldito…
– No tienes ni la más mínima idea… ¿Greven? Te hace falta un segundo al mando en el Predator, ¿cierto?
– …Si, tiene ya la experiencia…

– Esperemos que éste tampoco te quiera matar – dijo Volrath soltando una carcajada – llévenlo a la cámara de conversión, donde los sacerdotes phyrexianos empezaran los preparativos para sus mejoras… y ¿qué tenemos aquí? ¡Karn! Tanto tiempo sin vernos.
– Creo que te recordaría – respondió el gólem.
– ¿Qué, no me reconoces? ¿Quieres que cuente nuestro último encuentro?… Recuerdas como nos dolieron las entrañas… claro, de tanta risa…
– …¿Vuel?… – los ojos del gólem revelaron su sorpresa.

“¿Recuerdas nuestro último encuentro? Fue hace ya mucho… Recuerdo que la noche que robé los artefactos a Gerrard de la tienda de mi padre, Sidar Kondo… sabía que tú estarías ahí protegiéndolos. Tuve que crear un distractor, así que maté a mi padre. Debo admitir que en ese entonces no tenía ni idea de lo que los artefactos podrían hacer, y fui vendiendo algunos para conseguir formar un pequeño ejército. Me tomé mi tiempo y comencé a hacerme de hombres y tierras, atacando pueblos para después volver a recuperar los artefactos vendidos… no deseaba que Gerrard o mi padre los tuvieran… era mi venganza por haber sido exiliado del clan… Karn, tú me diste una idea… yo necesitaba a mi propio gólem… pero como Jamuraa no es conocida por su trabajo en metal, tome a un hombre, le abrí las entrañas y coloqué dentro de él los artefactos que me restaban… mis sanadores lo mantenían con vida…”.
– Recuerdas entonces que apareciste… el verdadero Karn. Temible máquina asesina.
– Si… no podía dejar que se usara mi nombre en tan lamentable acción.
– Te tenté… si querías los artefactos, sólo tenías que abrir al hombre y conseguirlos… no querías matar a un hombre inocente… entonces lo hice por ti… y ¡qué locura se apodero de ti!… ¿Recuerdas que empezaste a atacar Y mataste niños…?
– Calla… ¡Calla!
– Ahí hiciste un juramento de no volver a utilizar tu fuerza para matar, aún si era para salvar a alguien querido… discurso muy conmovedor, pero aburrido. Lo interesante es que utilicé uno de los artefactos que aún quedaban y te paralizó.
– Pasé mucho tiempo ahí hasta que fui rescatado.
– Esta vez no serás paralizado Karn… tendrás tiempo para pensar en lo decepcionante que ha sido tu existencia. Le has fallado a Gerard. Le has fallado al Legacy. Te has fallado a ti mismo.

Karn se convirtió en el juguete favorito de Volrath. Debido a la naturaleza pacífica de Karn, el evincar elaboró un mecanismo de tortura, para forzar al Golém a matar a cientos de moggs. “Vamos a ver si tu voto de no volver a matar es roto”.
Volrath se sentó a esperar noticias de Selenia sobre Gerrard y la Weatherlight mientras veía como el gólem de plata sufría dentro de la cámara diseñada para él.
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